jueves, 12 de julio de 2012

Los campeones de la gente

Aunque el título se lo haya llevado otro equipo, para la gente serán ellos los campeones.  Por su estilo de buen juego, de matener la pelota al piso, por los buenos resultados y, por ser, una institución que sólo una vez se alzó con el título de Primera División de la mano de Menotti.   Estamos hablando del Club Atlético Huracán del año 2009, que fue dirigido por Ángel Cappa.
El equipo conocido como "el tiki tiki" o "Los ángeles de Cappa", arrancaron el Clausura con un sólo objetivo: escaparle a la zona de Promoción, donde el "globo" estaba inmerso.
Con un equipo sólido, el team de Cappa arrancó el campeonato con una victoria ante San Martín de Tucumán con gol de uno de sus estandartes, Mario Bolatti.  A la fecha siguiente ya comenzaban las goleadas y empezaba a florearse el "quemero": 4 a 1 como visitante ante Racing.
Si bien en las posteriores fechas el equipo de Cappa cayó ante Gimnasia (LP) y Boca Juniors, Huracán siguió defendiendo su identidad y su idea de juego bonito.
Además, Cappa hacía jugar a todo el equipo: llegaron a convertir goles todos los jugadores de campo titulares, salvo Monzón. (Arano, Araujo, Goltz, Domínguez, Bolatti, Pastore, Toranzo, Defederico, Nieto, Medina).  También han gritado Gastón Esmerado y el "Maestrico" González.
   El equipo ganaba, goleaba y gustaba.  Demostró que estaba para campeón en la décima fecha, cuando  en condición de local venció 4 a 1 a Argentinos Juniors.
Desde esa fecha, Huracán no perdió hasta el final.  Empató como visitante ante el temible Estudiantes, le dio vuelta un partidazo a Godoy Cruz, ganó en Rosario ante Central en el Gigante de Arrollito, con el agregado que los dirigidos por Cappa comenzaron abajo en el marcador.
Y el partido donde se florearon y realmente se vio un equipo vistoso, ganador y campeón fue el encuentro ante River: 4 a 0, goleada con un gol mejor que el otro, con tiki tiki, baile y humillación para el "Millo", que en ese entonces era dirigido nada más y nada menos que por Pipo Gorosito, un ex referente del archirrival quemero, San Lorenzo.
Pasaron las fechas y Huracán con tan sólo un empate era campeón en la última jornada, donde debía enfrentar a Vélez en el Amalfitani en un partido que fue durísimo, lleno de emociones... GRANIZO!!,  y muchas polémicas que, hasta hoy, siguen en las retinas de los amantes del fútbol.
Partidazo por donde se lo mire.  Primer punto de inflexión: centro de toranzo, cabezazo de Eduardo Domínguez, gol de Huracán.  Era el gol del campeonato, pero el lineman anuló la jugada ante un presunto offside que no existió.  Luego penal para el fortín que Monzón le atajó a López.
Y finalmente la jugada de la polémica.  Pelota al fondo, sale Monzón, Larrivey va con todo hacia su pecho, con una falta brusca de expulsión.   Ante el golpe, el arquero quedó tendido y Moralez, a los 38 del segundo le dio a Vélez, con ese gol, el campeonato que tanto ansiaba Huracán y que tanto había soñado desde aquel 1973.
Brazenas fue suspendido y no quiso volver a dirigir tras su error garrafal.  Vélez fue un injusto campeón, que poca culpa tiene en este lío.
  A pesar que no se llevó el torneo, Huracán será recordado por sus golazos, por su temple, por su garra, y por su inefable "TIKI TIKI", y ese fútbol que le gusta a la gente que hoy está en  peligro de extinción.


Un día como hoy...

... Pero del año 2009, uno de los equipos más grandes de la ciudad de La Plata, Gimnasia, jugaba la promoción ante Atlético de Rafaela.
El equipo santafesino, aguerrido (actualmente en la máxima categoría del fútbol argentino), logró la victoria en el partido de ida con una goleada contundente por 3 a 0 ante los platenses que, en ese entonces era dirigido por Leo Madelón, que nunca perdió la calma y supo esperar el momento indicado, aunque tuvo "el corazón en la mano" hasta el último minuto.
"La Crema" ganó contundentemente con un hat-trick de Visconti, para ir tranquilos al "Bosque" y jugar quizás, un poco más relajados.
Sin embargo, mientras en Rafaela celebraban la victoria casi como un ascenso, en Gimnasia no ocurria lo mismo.  Si bien no perdían la fe, el panorama no era positivo de cara al partido de vuelta.
A la semana siguiente llegó el momento decisivo: los 90 minutos finales, donde el "Lobo" escribiría su propia historia.
Felicidad.  Madelón celebra la permanencia.
   Los rafaelinos jugaron a buscar el cuarto gol que terminara de condenar a Gimnasia hacia el descenso.  Sin embargo, el marcador se mantuvo en cero durante todo el primer todo y por casi toda la mitad del complemento, y Gimnasia comenzaba a desesperarse, salvo Madelón, que mantuvo con firmeza un 4-3-1-2 bien definido, que sólo se rompió cuando a los 12 del segundo tiempo, su volante central, "Teté" González había sido expulsado.
Y pasaban los minutos, y la desesperación corría por las venas de los platenses.  Silencio.  Cortina de humo hasta que llegó el minuto 37 con un gol de Diego Alonso bajo el brazo para poner el 1 a 0 para los locales.
Faltaban sólo ocho minutos y debían convertir dos goles más para quedarse en la categoría.  Parecía poco tiempo, los hinchas alentaban llorando, casi resignados veían el cronómetro, que para ellos corría a gran velocidad, y para los de "La crema", como cuentagotas.
Y a los 44, a un minuto del cierre apareció Franco Niell para poner el 2-0 y desatar el aliento y el llanto de los hinchas.  La hazaña estaba ahí, sólo quedaba el tiempo adicionado por el árbitro (7 minutos) Javier Collado.
Y a los 46 llegó lo que nadie esperaba: frentazo de Niell y golazo del Lobo. Tres a cero y gritos desenfrenados en la tribuna local y desconcierto en los visitantes.  Pero aún quedaba más, y Gimnasia debía seguir sufriendo.  En la última, Visconti desenfundó una chilena estupenda que por poco no fue gol: se estrelló la pelota en el travesaño y, acto seguido, Collado dio por finalizado el encuentro.
Gimasia de Primera, con garra y corazón se salvó.  Y por eso los hinchas del "Lobo" recordarán que un día como hoy, pero hace 3 años, su equipo dejaba la vida en la cancha y les regaló una permanencia que ni los utópicos imaginaban.

miércoles, 11 de julio de 2012

Sabella explica cómo jugarle al Barcelona

Es un video más que formidable.  Aquí, el actual técnico de la Selección Argentina, Alejandro Sabella, explicaba cómo debía jugarle Estudiantes al Barcelona en la final del Mundial de Clubes.
Un planteo emocionante, sencillo, y basado en el respeto.
Nada más que decir.  Tan sólo escuchen y miren.

http://www.youtube.com/watch?v=AnUkSnicSaQ

El Pelado con temple de acero

Lejos quedó su último superclásico como jugador profesional, cuando se besó el escudo de la camiseta de River frente a "La 12", que lo gastaba porque había sido expulsado, porque le estaban ganando el clásico y, además, el "Millonario" estaba en zona de promoción.
Sin embargo, a Matías Almeyda no le importó nada y siguió en busca de la salvación que nunca llegó; River jugó la Promoción, la perdió ante Belgrano y, por ende, el equipo de Nuñez descendió por primera vez en su historia a la segunda división del fútbol argentino.
 Tras este hecho funesto para "la banda", Almeyda decidió dejar el fútbol profesional, tras 19 años de carrera, para así continuar su camino como director técnico.  Previo a dejar las canchas, el pelado había asegurado que él, a pesar del descenso, seguiría vinculado a River.  Y asi fue.  El "Pelado" dejó la camiseta para ponerse el buzo de DT.
Merecido festejo. Almeyda celebra el regreso de River a la A
Su debut fue ante Chacarita como local en una tarde lluviosa, donde el "Millo" resolvió rápidamente el encuentro con un golazo de su lateral izquierdo, Juan Manuel Díaz.  Sin embargo, el encuentro no le fue fácil. Sufrió hasta el final, y tal pareció que, ese partido mostraría el vivo retrato de lo que River viviría en el ascenso.
Almeyda sabía a que se exponía.  A que su idolatría se convierta en abucheo ante un posible fracaso, a las asperezas que había que limar con la dirigencia y algunos jugadores del plantel.  Pero el "Pelado" fue al frente y siguió.
  Si bien las estadísticas finales avalan el merecido ascenso de River, los partidos y los puntos los sumó de una manera que, por resultados positivos de otros equipos, obligaron al "Millonario" a sufrir hasta la última fecha.
En la recta final del certamen, cuando River estaba entre el ascenso directo y jugar la promoción, los rumores de peleas en el vestuario y de una posible renuncia de Almeyda, comenzaban a sonar muy fuerte en los pasillos de Nuñez y en toda la prensa.
  Tal vez haya influido ese "mal clima" generado.  Pero Almeyda jugó callado, bajó la cabeza y se abocó en su objetivo, que, quizás, haya sido el que más se comprometió en el "operativo retorno".
Y el Millo volvió a la A de la mano de Almeyda.  Ganó 20 partidos, empató 13 y perdió 5.  Geniales estadísticas y, además, excelente actitud del "Pelado".  Se puso la camiseta del alma, defendió desde afuera los colores de sus amores y le devolvió la alegría a un equipo que venía de un duro golpe.
Sin lugar a dudas, Almeyda ha sido el gran capitán del barco que llevó a River nuevamente a la primera.
¿Por qué?.  Porque se bancó las presiones de Passarella, los caprichos de Chori Domínguez, una hinchada que en el final comenzaba a repudiar su gestión y él, no titubeó.  Se quedó y logró el objetivo.

martes, 10 de julio de 2012

El mundo a tus pies, majestad

Cuando muchas  daban por muerto, a nivel deportivo, a Roger Federer, él solamente se dedico a hacer lo que mejor le sale: jugar al tenis.
Si bien en estos  últimos años, "El gran Roger" estuvo relegado de la cima del ránking de la ATP, nunca bajó los brazos y batalló hasta el final en cada partido.
    Rafael Nadal ha sido su estigma de 2008 hasta aquí quizás.  Todo arrancó en la final del 2009 del Abierto de Australia, donde "Rafa" venció a RF en un partido maratónico en 5 sets.
Quien vio ese match sabe cómo estaba Federer.  Destrozado, como si un huracán lo haya pasado por encima.  Las malas lenguas decían "retiro", "está ya para abandonar el court".
Sin embargo, siguió su camino en el mundo del tenis profesional, sin importarle el qué dirán o sus derrotas reiteradas ante Nadal en finales de Grand Slam.  Pero RF ese mismo año ganó el GS que le faltaba: Roland Garros, ante Robin Soderling.  Un mimo que le hacía bien para seguir luchando por llegar a la cima del tenis, lugar de dónde nunca debió irse.
Pero los resultados malos comenzaron a rodear a Federer.  Las derrotas ante Djokovic, y Nadal también, comenzaron a alejar a RF de las finales de los certámenes más importantes.
Y así y todo Federer continuó contra viento y marea... Y el último domingo tuvo su chance en el verde césped de Wimbledon, cancha que le sienta más que bien (donde ganó seis GS), y donde ganaría uno más ante Andy Murray, y así llegar al séptimo GS en Londres y al decimoséptimo en su haber, récord histórico en el tenis.  Ya pasó a gigantes como Sampras, Agassi, Lendl, Laver, entre otros.
No sólo ganó la final, sino que volvió a ser el número 1 del mundo.  Atrás quedaron los murmullos de su retiro o de su bajo nivel.
Una vez más, EL GRAN MAESTRO ROGER cerró bocas.  Sin hablar, sin confrontar, pasó a Nadal y a Nole.  ¿Cómo lo hizo?.
Simple.  Con tan sólo una raqueta y la inteligencia que sólo los grandes como Roger tienen.
Gracias RF por tu espléndido tenis.  El mundo se rinde a tus pies, una vez más.

"Y Masantonio allá en el cielo..."

...Está aplaudiendo a Roque Avallay".  Cantan los hinchas de Huracán, que en su corazón llevarán por siempre el momento imborrable de aquella tarde del 16 de septiembre de 1973, cuando su equipo, por primera vez en su historia, se consagraba campeón del torneo Metropolitano de Primera División.
     De la mano de César Luis Menotti como DT, quien había dejado el fútbol dos años antes, el "Globo" arrancó el campeonato con dos fines: salir campeón y jugar bien.  Para ello, Menotti no escatimó y no dudó en pedirle a la dirigencia refuerzos para poder armar un equipo que pelee en los puestos de vanguardia.  Y los popes quemeros no tardaron en darle el gusto: le trajeron a Omar Larrosa, al veterano Nélson Chabay, y a Alberto Fanesi para reforzar la defensa y además, para acoplarse al pelotón de jugadores que ya formaban parte de la plantilla de la entidad de Parque Patricios.
El equipo jugó notable y vistosamente, sobre todo en la primera rueda, y en la segunda terminó de demostrar que estaba para campeón: se consagró ganador del campeonato a pesar de perder 2 a 1 ante Gimnasia, ya que su perseguidor, Boca Juniors, también cayó por la misma diferencia ante Vélez Sarsfield.
El "Quemero" terminó el Metropolitno con 19 partidos ganados sobre 32, perdió 5 y empató el resto.
De esta manera, Menotti cumplió su promesa: buen juego, y como broche de oro, vuelta olímpica.  Así el "Globo" ganó su primer título oficial en el profesionalismo y el quinto  en su historia.
Haber ganado el Metropolitano le dio la chance a Huracán de jugar al año siguiente,  la la Copa Libertadores de América, donde también jugó muy bien, pero cayó a manos de quien sería ese año el campeón: Independiente.

 Roganti; Chabay, Buglione, Basile y Carrascosa; Brindisi, Russo y Babington; Houseman, Larrosa y Avallay fueron los 11 titulares por excelencia que Menotti ponía en cancha en casi todos los partidos del campeonato obtenido.
Este equipo estará por siempre en las retinas de los quemeros, y quizás también el del 2009 de Ángel Cappa, pero hoy, no es momento de rememorar ese equipo, sino este.
Para recordar, un equipo que jugaba bien y que defendía el buen fútbol, algo que hoy escasea en el fútbol argentino.


El fantasma de las finales perdidas

¿Serán casualidades? ¿O será la presión del Mundo Boca? ¿O será un fenómeno explicable? Las tres preguntas pueden tener un si como respuesta.
Parece que las derrotas en finales para Boca no son buenas, no sólo en lo deportivo, sino por sus consecuencias post derrota.
Allá por el año 2001, cuando Boca perdió la final por la Copa  Intercontinental ante el Bayern Munich por 1 a 0 en Tokio, Carlos Bianchi decidió dar un paso al costado: "Decido no renovar mi contrato, por motivos personales", aseguró el Virrey, en una conferencia de prensa recordada en la que dejó hablando solo al entonces presidente de la entidad xeneize, Mauricio Macri.
  Un año después, en 2002, la víctima fue el maestro Oscar Tabárez, que se fue de Boca tras perder la finalísima con Independiente en el Apertura 2002 (que en realidad no perdió, empató 1 a 1, y por eso no pudo llegar a la cima).
En 2004 se repite la figurita: Bianchi.  Otra vez él.  El más ganador de la historia de Boca nuevamente envuelto en una polémica por perder una final.  En esta ocasión fue la derrota ante Once Caldas por penales en la Final de la Libertadores de ese año.  Se fue, renunció y con un papelonazo recordado por no ir a retirar las medallas al segundo puesto. "No sabía que a los segundos le daban medallas", alegó.  Días después presentó su dimisión al club de la Ribera.
En 2007, Miguel Russo, que ganó de punta a punta la Libertadores de la mano de un Riquelme más que inspirado.  Pero en diciembre cayó 4-2 ante Milan en la final del Mundial de Clubes, y, cuando regresaron de Japón dijo adiós. (Aquí no sólo renunció, sino que la dirigencia empujó e instó a que Russo renunciase también).
Y actualmente, la más fresquita, el que dijo adiós ha sido Juan Román Riquelme, el capitán de Boca Juniors, que tras perder la Final de la Libertadores contra Corinthians pegó el portazo. "Acá no puedo jugar más.  Me siento vacío".  En este caso también, la derrota no fue el factor principal, sino que ha sido su mala relación con Falcioni, y con algunos dirigentes Xeneizes.
Pero evidentemente, las finales perdidas por Boca, todas, pero todas dejan una víctima en el camino.

jueves, 5 de julio de 2012

Muy lejos de la mística copera

Muy lejos de aquellas victorias históricas en las noches de Copa Libertadores de los Boca de Bianchi y Russo, que supieron imponerse con más historia y chapa que con fútbol, en estadios difíciles y en situaciones adversas (Recordar Palmeiras 2000/01, Paysandú 2003, Gremio 2007, etc).
    Anoche, en San Pablo, vi a un Boca apagado y triste, sin mística.  Con un fútbol que realmente dio lástima.  Con un clima rodeado de incertidumbres respecto a si era o no el último partido de Riquelme, si a Schiavi le renovaban el contrato, el problema de la póliza de Roncaglia, entre otros embrollos que sólo el mundo Boca ofrece.
     Esperaba que a los jugadores les saliera el guerrero interno, pero no.  Ni siquiera los caudillos Román, Schiavi y Clemente se cargaron el equipo al hombro.
   Durante los primeros 45 minutos, el "espectáculo" no me brindó en ningún momento el clima de una final de Libertadores.  ¿Habrá sido la tibieza del Corinthians? ¿O acaso la actitud de un Boca cansado y resignado?.  Me aburrí, lisa y llanamente.  No sentí ese ambiente de final que tuve en 2007, por ejemplo.
Y luego... Lesión de Orión, palazo y daga al pecho, y al descanso.
Pitazo y últimos 45 minutos: la hora de la verdad.  Esperaba que Boca se destapara, que arrolle al Corinthians.  Aún lo sigo esperando.  Minuto 7, ni los cuernitos hicieron efecto: pelota parada para el Timao, centro, taco y la profecía de Bilardo una vez más se cumplió. "Tiro libre bien tirado, gol".
Entonces, en ese momento, realmente pensé que el tigre xeneize se despertaría, que íbamos a atacarlos a buscar el empate, pero no.  Parecía acabado, resignado y sin fuerzas.  Sólo tuve que conformarme con un testazo de Caruzzo, bien apuntado tras un perfecto centro de Román.
  Después de esa jugada, yerro de Schiavi, sprintazo de Emerson y a cobrar: 2-0.  Estiletazo final, y una ilusión que se esfumaba.
  Se acabó el sueño del hincha.  La "obsesión" se hizo añicos ante un rival que jugó feo, pero mereció levantar la copa.  Por su solidez defensiva y por un mediocampo prolijo, y por tener enfrente a un rival que no estuvo a la altura de una final, que no tuvo ideas, y que sin dudas jugó el peor partido en lo que va del 2012.
   Sólo queda levantar la cabeza y seguir adelante.  A pesar de este partido para el olvido, aplaudo al plantel por haber llegado hasta esta instancia.
GRACIAS BOCA, SALUD CORINTHIANS.